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30/4/14

Los ritmos biológicos determinan la peligrosidad de la conducción en determinados horarios

Un equipo de la Universidad de Granada ha realizado un estudio que demuestra que el “cronotipo” de las personas, es decir, el hecho de que existan personas matutinas o vespertinas –dependiendo del momento del día en que sus funciones fisiológicas estén más activas–, influye notablemente en su capacidad para conducir.

El estudio indica que los sujetos vespertinos conducen mucho peor y muestran peor atención cuando lo hacen por la mañana temprano, en comparación con cuando conducen a su hora óptima (en horario de tarde). Sin embargo, durante este experimento las personas matutinas condujeron de una manera más estable que los vespertinos, y lo hicieron relativamente bien tanto en horario de mañana como de tarde.

Los ritmos circadianos, del latín circa, "alrededor de", y dies, "día", son oscilaciones de las variables biológicas que se producen en intervalos regulares de tiempo, como el sueño y la vigilia.

Para su investigación, los científicos  de la UGR aplicaron un cuestionario a los participantes, para averiguar aspectos como a qué horas del día tienen mayor energía o sus hábitos de sueño, y emplearon un simulador de conducción. Así, a los matutinos y a los vespertinos les hicieron conducir a las 8 de la mañana y a las 8 de la tarde. Después, compararon cómo condujeron ambos grupos a su respectiva hora óptima u “hora mala” del día.

A la luz de sus resultados, los investigadores destacan la utilidad de que las empresas realicen este tipo de pruebas a sus trabajadores para averiguar si son matutinos o vespertinos, y adaptar en función de esto los horarios.

Profesiones de riesgo

Hay profesiones que implican la realización de actividades que requieren un buen mantenimiento de la atención, como es el caso de los pilotos de avión, controladores aéreos o de centrales nucleares, los médicos que realizan operaciones quirúrgicas o los transportistas. Una misma hora del día puede ser buena o mala para realizar estas actividades en función del tipo de cronotipo que tengamos, aunque hay horas que son malas para todo el mundo, como la hora de la siesta o el intervalo de 3 a 5 de la madrugada”.
Los investigadores de la UGR señalan que conducir cuando se llevan más de 18 horas sin dormir (es decir, hacerlo por ejemplo, a las dos de la mañana si nos hemos despertado a las ocho, algo bastante habitual) conlleva el mismo riesgo que conducir con el límite máximo de alcohol permitido en sangre, ya que nuestros niveles de alerta descienden considerablemente.