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17/4/15

Inteligencia emocional aplicada a la prevención de riesgos laborales

Una emoción es un proceso que se activa cuando el organismo detecta algún peligro, amenaza o desequilibrio con el fin de poner en marcha los recursos a su alcance para controlar la situación. Se trata de un proceso altamente adaptativo, al dar prioridad a la información relevante para nuestra supervivencia. Las emociones tienen una alta plasticidad y capacidad para evolucionar, desarrollarse y madurar. Por ello, las emociones no son procesos estáticos sino que van cambiando en función de las demandas del entorno, por acción de la experiencia personal y social.


A medida que la ciencia ha ido avanzando en la compresión del funcionamiento de nuestro cerebro, la definición de inteligencia ha sufrido diversas variaciones. Es en 1990 cuando Peter Salovey y John D. Mayer, definen por primera vez el concepto de inteligencia emocional como "la habilidad de percibir, valorar y expresar las emociones de forma precisa; la habilidad de acceder y/o generar sentimientos cuando éstos contribuyen al pensamiento; la habilidad de entender la emoción y el saber emocional; y la habilidad de regular las emociones para fomentar el crecimiento emocional e intelectual”.

La importancia de la inteligencia emocional en el ámbito de laboral es indiscutible, ya que está estadísticamente demostrado que el éxito y la eficacia laboral depende en un 20% de las competencias técnicas que poseen los profesionales y un 80% de este éxito depende del nivel competencias emocionales y sociales que tengan dichos profesionales. Y no solo repercute en el éxito o la eficacia laboral; diversos estudios revelan que la inteligencia emocional es un factor protector frente a las situaciones estresantes, además de ayudar a incrementar la resistencia al estrés. Estos resultados indican que los sujetos con altas competencias socio-emocionales valoran las situaciones estresantes como menos amenazantes y, por ende, presentan mayor eficacia personal y disponen de mayor capacidad de adaptación. Por lo tanto, resulta evidente la necesidad de trabajar esas competencias socio-emocionales dentro del contexto organizacional.

Respecto a los equipos de trabajo, los estudios indican que la habilidad para regular emociones puede ayudar al equipo a desempeñar de manera efectiva la tarea y a tomar decisiones adecuadas bajo presión. Además, contribuye a reducir el burnout en los empleados y les ayuda a mantenerse motivados durante períodos estresantes de cambios en la organización.

Con el objetivo de introducir el concepto de inteligencia emocional en la Prevención de Riesgos Laborales de las organizaciones, para poder combatir de un modo eficaz los crecientes riesgos psicosociales que merman la salud de los trabajadores, dificultan el buen funcionamiento empresarial y generan pérdidas millonarias, la Confederación Regional de Organizaciones Empresariales de Murcia (CROEM) ha publicado el “Manual de inteligencia emocional aplicada a la prevención de riesgos laborales”.

La primera parte del manual realiza una breve aproximación a los principales riesgos psicosociales en el ámbito laboral, no se trata de análisis exhaustivo de cada uno de ellos, si no de comprender en qué consisten, cuál es su relevancia y qué impacto producen. Además, para calibrar la magnitud del problema al que nos enfrentamos y el contexto en el que se produce, se aportan datos actualizados tanto en el ámbito nacional como internacional.

Una vez familiarizados con estos riesgos y sus consecuencias para la salud de los trabajadores y la productividad de las empresas, en la segunda parte el manual dedica toda su atención a la inteligencia emocional. En primer lugar, nos introduce en el complejo mundo de las emociones y en el concepto de inteligencia emocional, para después centrarse en el tema principal del manual, su aplicación en la prevención de riesgos laborales.