Para dotar a los diferentes agentes intervinientes en el
desarrollo de una obra civil de las herramientas necesarias para facilitar la
gestión preventiva de la misma, con el objetivo de mejorar las condiciones de
trabajo facilitando el cumplimiento de las disposiciones normativas vigentes la
Fundación Agustín de Betancourt y el Instituto Regional de Seguridad y Salud en
el Trabajo publicaron la Guía de buenas prácticas en prevención de riesgos laborales: obra civil.
Esta
guía analiza desde varias ópticas la gestión preventiva de las obras de
construcción ofreciendo una visión multidisciplinar que integra desde los aspectos procedimentales, hasta los
de carácter técnico o más directamente relacionados con las medidas y sistemas de ejecución a disponer en
las diferentes actividades que conforman las obras civiles.
En
la guía nos recalcan la necesidad de mejora en los siguientes aspectos:
1.-
En el ámbito organizativo y procedimental:
Se considera imprescindible fomentar la
puesta en práctica de auténticas actuaciones preventivas en la fase de
redacción del proyecto de construcción. Dichas actuaciones, que inexorablemente
vendrán de la mano del promotor de la obra, deben ir encaminadas a lograr una
verdadera integración de la prevención en el diseño y contratación de la futura
obra de construcción.
En la fase de proyecto, por tanto, se deben
postergar actuaciones meramente formalistas (como las que, en relación con el
Estudio de Seguridad y Salud se vienen desarrollando en los últimos años de
manera cuasi generalizada), y comenzar a dar pasos hacia actuaciones de
carácter integral que en vez limitarse a prever la disposición de medidas de
protección logren la incorporación de la prevención como un objetivo crucial en
la etapa de definición técnica y constructiva del proyecto a acometer.
En la misma línea, y ya desde la fase de
proyecto, se considera muy oportuno incorporar como aspectos a resolver en el
proyecto la mejora de las condiciones de seguridad que ofrecerá la
infraestructura en fase de explotación y/o conservación. De esta manera, se
estima necesario que el proyecto (y no un anejo al mismo) incorpore los
sistemas y soluciones que mejorarán y facilitarán las posteriores actuaciones
de conservación y explotación de la infraestructura.
Así mismo, y resaltando el papel clave que
juega el promotor de la obra (que generalmente reúne la condición de organismo
o Administración pública en el caso de las obras de infraestructuras) y su
preponderancia en la gestión preventiva previa al comienzo de las obras, se
estima que sería recomendable incorporar los aspectos preventivos entre los
criterios de decisión que se consideran en la fase de licitación de las obras.
Así, se considera que una vía clara de
avance preventivo con un evidente potencial multiplicador, pasaría por la
valoración de aquellas empresas que incorporasen en su oferta el desarrollo e
implantación soluciones y métodos que mejoren la seguridad de la ejecución de
la obra.
En la fase de ejecución de obra, se
entiende que resultaría ciertamente recomendable la adopción de medidas
encaminadas a posibilitar y mejorar el grado de integración de la gestión
preventiva de la empresa contratista en su proceso productivo. De esta manera,
poco o nada aportan a la mejora de dicha gestión actuaciones mediante las que,
en la práctica, se opta por desagregar la actuación preventiva de la empresa en
la obra de su gestión productiva. Por el contrario, se considera muy oportuno
fomentar la aplicación de sistemas integrados de gestión que, tanto a nivel
procedimental como a nivel organizativo, incluyan la prevención dentro de los
procesos de planificación y ejecución de la obra.
Por último, y con un carácter más general,
se considera que se deben fomentar las actuaciones formativas y divulgativas
entre los técnicos y agentes intervinientes en todo el proceso (proyectistas,
promotores, empresarios y todo tipo de cargos técnicos de obra) como vía clara
de avance en esta materia.
2.-
En el ámbito concreto de la ejecución de las labores de construcción y conservación de la infraestructura
Se considera imprescindible avanzar en el
desarrollo y sistematización de soluciones técnicas y constructivas que
minimicen las actuaciones de riesgo. De esta manera, la innovación y desarrollo
en la materia se configura como una vía clave de mejora tanto en lo que se
refiere a la organización y el propio rendimiento de los trabajos como, con
carácter específico, en la consiguiente mejora de las condiciones de seguridad
en las que se ejecutan las obras.
Por último, se considera clave la
transmisión y divulgación de soluciones y sistemas que se hayan utilizado con
buenos resultados en obras y que, en definitiva, mejoren y faciliten la
ejecución de los trabajos.
Con el acertado desarrollo y puesta en
práctica de dichas actuaciones y cuantas otras puedan resulta eficaces, se
facilitará la evolución del sector hacia estándares más seguros que, en definitiva,
redunden en obras e infraestructuras que incorporen la vertiente preventiva en su
definición funcional.