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13/9/13

Condiciones de trabajo y siniestralidad: una perspectiva según la edad

Los cambios inducidos por la crisis económica sobre el mundo del trabajo generan nuevos retos para una correcta gestión de la seguridad y salud en el trabajo. En particular, se hace más necesario que nunca tener en cuenta especialmente a los colectivos más débiles, entre los que se encuentran los trabajadores más jóvenes y los mayores, a la hora de evaluar, planificar e intervenir sobre las condiciones de trabajo.
 
 
El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) ha publicado “Análisis del mercadolaboral, condicione de trabajo y siniestralidad: una perspectiva según la edad, un estudio en el que diagnostica las situaciones de vulnerabilidad de estos colectivos.
 
Jóvenes (de 16 a 30 años)
 
Los jóvenes son los que en mayor medida están sufriendo las consecuencias de la crisis sobre las condiciones laborales. El desempleo y la precariedad de las condiciones de empleo son más frecuentes entre los jóvenes. Esta situación les coloca en una posición más vulnerable en relación con las condiciones de seguridad y salud en el trabajo.
 
Las características propias de este colectivo (falta de experiencia, formación, madurez, concienciación, etc.) condicionan su vulnerabilidad a los riesgos laborales. Si a esto se suma la crisis del empleo juvenil, es evidente que sus condiciones de seguridad y salud se están viendo afectadas. Es necesario adoptar un enfoque multidimensional con medidas para impulsar un crecimiento favorable del empleo y la creación de trabajo saludable. Entre otras acciones, es básica la integración de la prevención de riesgos laborales en la educación en todos los niveles, desde la escuela a la formación superior y a la formación para el empleo.
 
Para abordar de manera eficaz las políticas de reducción de los accidentes laborales y mejora de las condiciones de seguridad y salud de los trabajadores jóvenes es necesaria la cooperación entre las distintas Administraciones Públicas y el acuerdo con los distintos Agentes Sociales en las medidas a adoptar. El propósito es el de configurar trabajos seguros y saludables y para ello es fundamental potenciar la cultura de la prevención de riesgos laborales en la sociedad. A nivel de los centros de trabajo, la gestión de la seguridad y salud de los trabajadores con la participación directa de los mismos es una herramienta importante con consecuencias directas beneficiosas para la empresa (mejora de la productividad y reducción de gastos por enfermedad, entre otros). La prevención de los riesgos laborales de los trabajadores jóvenes es fundamental para que se configure una población trabajadora más saludable y productiva, a cualquier edad.
 
Mediana edad (de 31 a 54 años)
 
Los trabajadores de edad comprendida entre los 31 y los 54 años constituyen actualmente el grueso de la población activa en España.
 
En este colectivo se hace preciso mitigar los riesgos relacionados con la carga física en su puesto de trabajo (movimientos repetitivos, posturas dolorosas o fatigantes…), evitando así las molestias musculoesqueléticas que les ocasionan. Estos trastornos constituyen uno de los principales factores de riesgo en el trabajo y su coste anual es importante. Por ello parece necesario seguir dedicando esfuerzos para adecuar y minimizar los factores de la carga física en la actividad laboral.
 
Igualmente necesario es intervenir para reducir riesgos derivados de la excesiva carga mental, con especial atención a ciertos aspectos relacionados con las exigencias de la tarea (niveles de atención muy altos, elevado ritmo de trabajo, trabajo con plazos estrictos y cortos, atender a varias tareas al mismo tiempo) y con la falta de autonomía de los trabajadores. Para minimizarlos sería conveniente adoptar medidas de tipo organizativo.
 
Se han de adoptar también medidas para mejorar las condiciones ambientales a las que están expuestos los trabajadores de edades comprendidas entre los 31 y los 54 años, en especial enfocadas a reducir la exposición a ruido y a sustancias nocivas o tóxicas como consecuencia de su manipulación o respiración en el lugar de trabajo.
 
La mortalidad laboral en este grupo de trabajadores es principalmente debido a infartos, derrames y patologías no traumáticas, al igual que ocurre entre los trabajadores de edad avanzada. Una  excesiva carga de trabajo, el trabajo sedentario y aspectos organizativos del mismo, como un estilo de mando autoritario, los horarios, turnos, pausas y otros muchos factores ligados a las condiciones de trabajo, parecen contribuir al aumento de riesgo cardiovascular. Por tanto, para reducir los accidentes por patologías no traumáticas entre la población trabajadora se deberían poner en marcha programas que incluyan tanto intervenciones destinadas a mejorar las condiciones de trabajo prestando especial atención al control en la exposición de sustancias químicas, a la regulación del ejercicio físico, horario, turnos y horas de trabajo y a la mejora de la alimentación de los trabajadores, como intervenciones de educación sanitaria comunes a las efectuadas en la población general.
 
Es fundamental reforzar la importancia de la promoción de la salud en edades más tempranas, como actuación clave para mejorar la salud en general y reducir la mortalidad laboral por estas causas.
 
Mayores de 55 años
 
Es vital tomar medidas sobre el entorno laboral de los trabajadores de 55 y más años que, adaptado a los trabajadores, reduzca los riesgos y lo haga más saludable. Además, si se tiene en cuenta el interés de los poderes públicos por mantener a estos trabajadores más tiempo activos, la intervención cobra mayor importancia.
 
Para conseguir que los trabajadores lleguen saludablemente activos a la etapa de edad avanzada puede ser necesario intervenir en varios frentes (por ejemplo, en la promoción de la salud dentro y fuera del espacio laboral), pero donde la actuación es irrenunciable es en el ámbito de la seguridad y salud en el trabajo.
Las acciones de mejora de las condiciones de trabajo no deben ceñirse a los ocupados que tienen esta edad, sino que deben cubrir toda la vida  laboral.
 
Es necesario establecer una diferenciación por sexo, las mujeres están expuestas en su vida laboral a condiciones de trabajo en parte similares y en parte no a las de los hombres, pero las consecuencias sobre su salud, entre otros factores, indican que es necesario un proceder diferenciado; más si cabe, cuando se ha comprobado el aumento de las mujeres de 55 y más años asalariadas temporales.