El concepto de violencia externa en el trabajo comprende por lo general los insultos, las amenazas o la agresión física o psicológica ejercidos contra un trabajador por personas ajenas a la organización en la que trabaja, incluidos los usuarios y clientes, poniendo así en peligro la salud, la seguridad o el bienestar del trabajador. En esta violencia puede haber un componente racial o sexual. Uno de los sectores más afectados por este riesgo es el del transporte.
Causas
Los episodios de violencia de los pasajeros hacia los conductores de autobús, autocar, taxi, tren, tranvía, ambulancia, etc. surgen por distintos motivos:
- Quejas (retrasos, falta de cambio, la conducción del conductor, incomodidad con el aire acondicionado, despistes del conductor, accesos complicados de carros o biciletas).
- Falta de educación de algunos usuarios.
- Cuando los pasajeros no quieren adquirir el billete de viaje.
- Asaltos o robos.
Se producen más o menos incidentes violentos dependiendo del día de la semana, la hora del día, la conducción por zonas conflictivas o por la coincidencia de la celebración de ciertos acontecimientos deportivos y culturales (partidos de fútbol, conciertos, etc.).
En el caso concreto de los conductores de autobús, las agresiones verbales por parte de los pasajeros acaban por convertirse en hechos rutinarios.
Medidas preventivas
- Utilizar mamparas en las cabinas de los conductores e incrementar el control y la frecuencia de la inspección para ciertas rutas y horarios.
- Instalar cámaras de seguridad a prueba de ataques como medida disuasoria, sobre todo, en autobuses.
- Dotar al medio de transporte de radioteléfono de contacto directo entre el conductor y la empresa, con equipos móviles de emergencia en la ciudad para poder acudir rápidamente en caso de necesidad.
- Instalar una puerta de salida para el conductor de autobuses o autocares en la parte izquierda del vehículo que pueda utilizar en caso de violencia.
- Acompañar una segunda persona al conductor en ciertas rutas y horarios.