Las nuevas tendencias demográficas de envejecimiento de la población y el nuevo marco económico han modelado nuevos escenarios laborales, entre ellos el retraso de la edad de jubilación, y el seguimiento de políticas en el ámbito de la Unión Europea hacia el desarrollo de un enfoque integrado de acuerdo a los principios de envejecimiento activo y no discriminación.
El envejecimiento de la población afecta a todos los países desarrollados, en Europa, la expectativa de vida es considerablemente más larga que la de las generaciones precedentes.
En promedio, tenemos una esperanza de vida media de 82,38 años, y se prevé que seguirá aumentando: en 2050 aproximadamente siete años, es decir, el promedio de la esperanza de vida será de 89 años.
En 2050, en España, el número de personas de más de 65 años se habrá incrementado extraordinariamente un 80,4% hasta alcanzar los 15,2 millones, llegando al 36,4% respecto a toda la población, siendo la cifra más alta de toda Europa.
Una de las ideas que pueden transformar de manera apreciable el entorno laboral y social es el cambio en la consideración de los trabajadores de mayor edad. Los trabajadores de mayor edad van a perder la consideración de personas que esperan una inminente jubilación y se van a consolidar como trabajadores con unas cualidades distintivas, máxime en puestos vinculados a la economía del conocimiento que no prima el rendimiento físico de la persona sino su aportación emocional y mental.
Las empresas deben saber adaptarse a esta transformación tan importante y gestionarla de la manera más inteligente para generar un beneficio mutuo para la propia empresa y para los trabajadores.
La Confederación de Empresarios de Navarra ha considerado necesario sumarse a este esfuerzo, y ha elaborado la “Guía de la edad: buenas prácticas en materia de prevención de riesgos laborales” con el objetivo de orientar a las empresas en la correcta gestión de los trabajadores de edad avanzada y la incorporación del factor edad en la cultura de prevención, persiguiendo, con un paso más la excelencia en la calidad de vida laboral, y en el que de manera práctica y recogiendo una serie de buenas prácticas se analizan tanto la cultura preventiva, como las condiciones de trabajo, la formación y desarrollo profesional o la organización del trabajo.