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4/9/14

El ruido en las oficinas

En general, los niveles de ruido en una oficina no constituyen un riesgo auditivo. Sin embargo, pueden generar molestias o incomodidades que afectan la concentración, rendimiento laboral o capacidad de atención. Aunque cada persona tiene una tolerancia diferente al ruido, está comprobado que éste afecta a la concentración de quienes trabajan en una oficina. El ruido producido por una conversación puede reducir la capacidad de concentración hasta en un 20%. En cambio, un ambiente silencioso puede ayudar a mejorar la capacidad de centrarnos en una tarea hasta en un 50%.
Existe un vínculo entre el ruido y los accidentes, ya que desconcentra o evita que las personas puedan escuchar ciertos sonidos necesarios para el trabajo. Así el ruido puede provocar accidentes de las siguientes formas:
  • Dificulta a los trabajadores escuchar y comprender correctamente las voces y las señales.
  • Oculta el sonido de un peligro que se aproxima o de las señales de advertencia.
  • Distrae a los trabajadores.
  • Incrementa la probabilidad de cometer errores.

¿Cómo controlar el ruido?

En las oficinas, los ruidos molestos pueden provenir de fuentes externas, maquinaria, del edificio mismo o de las actividades mismas de los trabajadores. Para controlar estos agentes, puedes tomar las siguientes medidas:
  • Separa los equipos ruidosos de las superficies que lo rodean mediante elementos aislantes (tacos de fieltro).
  • Aumenta lo más posible la distancia de la fuente de ruido y las superficies reflectoras (paredes, techo, piso). La disposición más inconveniente es en las esquinas y la más adecuada es alejada de las paredes.
  • Regula los niveles del volumen de teléfonos.
  • Considera el uso de alarmas visuales en aparatos telefónicos.
  • Dispón los equipos ruidosos sobre superficies estables, no vibratorias.
  • Implementa encerramiento acústico de impresoras ruidosas.
  • Aislamiento de techos, puertas, ventanas, paredes y pisos con materiales porosos, aire, vacío, etc.