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15/12/14

Guía para una correcta gestión del fibrocemento

El fibrocemento es un material constituido básicamente por un cemento reforzado con fibras para darle mayor capacidad mecánica y que cuando se fractura libera fibras de amianto que, por su poca densidad, quedan suspendidas en el aire y pueden penetrar a través de nuestro sistema respiratorio.

Las placas de fibrocemento que se conseguían tras añadirle amianto resultaban impermeables y fáciles de cortar y de perforar, eran bastante estables químicamente, ligeras y de coste era bajo, por lo que hasta su prohibición fueron muy utilizadas tanto en las redes de abastecimiento de agua como en la construcción, la automoción y en la industria naval y ferroviaria.

Como consecuencia de su abundante uso, el fibrocemento está mucho más presente de lo que nos podemos imaginar, así por ejemplo muchas cubiertas de naves industriales, depósitos de agua y redes de abastecimiento están hechas de fibrocemento y son instalaciones que actualmente están en servicio. Esto no es un problema hasta el momento en que termina su vida útil y se plantea su modificación o su retirada.

Para ayudar gestionar adecuadamente el fibrocemento, el Instituto Aragonés del Agua ha editado la “Guía para una correcta gestión del fibrocemento” en la que se detallan las diferentes responsabilidades que hay ante este material que debe ser considerado como residuo peligroso. 

El documento enfoca la situación desde 3 puntos de vista; como gestores de la instalación, como proyectistas que han recibido un encargo que conlleva la modificación de una infraestructura y/o retirada de fibrocemento y como contratista de unos trabajos que implican su manipulación.

Dado su carácter de residuo peligroso todos los que de una manera u otra tienen relación con el fibrocemento adquieren una serie de responsabilidades. Los titulares de la instalación, asegurándose que a quienes encarguen proyectos o trabajos con fibrocemento, le demuestren la correcta gestión del mismo; los proyectistas están obligados a tener en cuenta la reglamentación existente; y las empresas contratistas deben tener la acreditación necesaria y en el caso de subcontratar esos trabajos, están obligados a que sea una empresa que los pueda ejecutar.