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8/1/15

Los primeros auxilios en la empresa

Los primeros auxilios son un conjunto de actuaciones y técnicas que permiten la atención inmediata del accidentado, lo más rápida y adecuadamente posible, hasta la llegada del equipo médico profesional con objeto de no agravar las lesiones producidas e incluso salvarle la vida.


Todo el personal de la empresa debe estar sensibilizado con la importancia de la organización de los primeros auxilios y con la verificación continua del buen funcionamiento de éstos, teniendo en cuenta que de su buen funcionamiento puede depender a veces la vida de una o varias personas.

Cadena de socorro

La cadena de socorro está integrada por un grupo de personas de la empresa, que están debidamente formadas, informadas y entrenadas para activar correctamente el Sistema de Emergencia. Podría resumirse que la cadena de socorro la forman todas aquellas personas que están entre la víctima y el equipo médico profesional.

Los eslabones de la cadena de socorro son tanto propios (testigos, telefonistas, socorristas) como externos (personal del teléfono de emergencias 112). Es muy importante tener bien definidas las personas que forman parte de la cadena de socorro en caso de accidente. 

Activación del sistema de emergencia 

Ante un accidente se debe activar cuanto antes el Sistema de Emergencia, puesto que de esta forma se socorre al accidentado mejor y más rápidamente, haciendo que no se agraven las lesiones e incluso llegando a salvarle la vida. Para activar correcta y eficazmente el Sistema de Emergencia, hay que tener siempre en cuenta la palabra: P.A.S., cuyas siglas indican las actuaciones básicas para atender a un accidentado: 
  • Proteger
  • Avisar
  • Socorrer


Valoración primaria del accidentado

Una vez activado el Sistema de Emergencia (P.A.S.) y a la hora de socorrer, se debe establecer un método único que permita identificar las situaciones vitales o de emergencia médica que conduzcan a la muerte. Para ello, siguiendo el protocolo común establecido, se realizará una evaluación de los signos vitales mediante una exploración primero de la consciencia del accidentado y después de la respiración y llegado el caso se intentará su restablecimiento.

Para comprobar la consciencia del accidentado, habrá que preguntarle qué le ha pasado. Si no contesta, hay que provocarle un estímulo para ver si reacciona o no y en caso de que no reaccione, es cuando se declara que el accidentado está inconsciente. Seguidamente y, sin moverlo, por si acaso padece algún traumatismo, hay que comprobar su respiración.

Cuando el accidentado está inconsciente y no respira será preciso habrá que proceder a la reanimación cardiovascular. Ante una parada cardiorrespiratoria, se utiliza el ABC de la reanimación:
  • Abrir el paso al aire.
  • Masaje cardiaco para conseguir un latido cardiaco eficaz.
  • Boca a boca. 

Valoración secundaria del accidentado

La evaluación secundaria se hará, una vez que se haya hecho la valoración primaria de la víctima y se haya comprobado que mantiene las constantes vitales (consciencia y respiración), y por tanto, no corra peligro su vida.

En la evaluación secundaria se examina al accidentado de la cabeza a los pies, buscando lesiones que pudieran agravar posteriormente su estado general. Estas lesiones pueden ser hemorragias, heridas, fracturas, quemaduras, etc. 

Espera de los servicios médicos externos
Cuando el accidentado está a la espera de la llegada de los servicios médicos, una vez que se ha hecho la valoración primaria y secundaria, su colocación es muy importante para no agravar su estado.

La posición lateral de seguridad es la posición adecuada de espera y transporte cuando el accidentado se encuentra inconsciente, con respiración estable y sin traumatismo. Así, se controla el vómito y se evita que la lengua caiga hacia atrás y provoque dificultad respiratoria.

Además durante la espera se debe:
  • Vigilar el nivel de consciencia y respiración continuamente.
  • Aflojar la ropa y calzado y retirar elementos del cuello y de miembros superiores con traumatismos.
  • Mantener al accidentado en buenas condiciones de temperatura, abrigado contra el frío y a la sombra contra el calor y el sol.
  • Mantenerlo despierto y animado.
  • No darle de comer, beber o fumar.
  • Evitar situaciones o comentarios que puedan alterarlo.