El estrés relacionado con el trabajo se produce cuando las
exigencias laborales superan la capacidad del trabajador para hacerles frente.
Es uno de los resultados más importantes de un entorno de trabajo psicosocialmente
adverso, pues no en vano los trabajadores que padecen un estrés prolongado
pueden llegar a sufrir graves problemas mentales y físicos.
Los riesgos psicosociales tienen consecuencias psicológicas,
físicas y sociales negativas derivadas de una inadecuada organización y gestión
del trabajo, así como de un contexto social deficiente en el trabajo, que
incluye, entre otros:
- El trabajo excesivamente exigente y/o falta de tiempo para completar las tareas.
- Exigencias difíciles de cumplir y falta de claridad sobre la función del trabajador.
- Desajuste entre las exigencias del trabajo y la competencia del trabajador: una infrautilización de las competencias del trabajador puede causar tanto estrés como cuando la exigencia excede las capacidades del mismo.
- Ausencia de participación en la toma de decisiones que afectan al trabajador y falta de influencia en el modo en que se lleva a cabo el trabajo.
- Trabajar solo, sobre todo si se hace de cara al público y a clientes, y/o exponerse a la violencia de un tercero, la cual puede adoptar la forma de agresión verbal, atención sexual no deseada y amenazas o actos de violencia física.
- Falta de apoyo de la dirección y los compañeros y malas relaciones interpersonales.
- Acoso psicológico o sexual en el lugar de trabajo: victimización, humillación, menoscabo o conducta amenazante de los superiores o los compañeros hacia un trabajador o un grupo de trabajadores.
- Distribución injusta del trabajo, las recompensas, los ascensos o las oportunidades profesionales.
- Comunicación ineficaz, cambio organizativo mal gestionado e inseguridad laboral.
- Dificultades para la conciliación de la vida personal y laboral.
La importancia de gestionar el estrés
Aunque hay muchos factores que contribuyen al bienestar
físico y mental de los trabajadores, está demostrado que el entorno laboral lo
hace de manera significativa. En un buen entorno psicosocial, el trabajo puede
ser muy beneficioso para la salud mental de los trabajadores, pues les facilita
una estructura en su vida y les aporta un mayor sentimiento de inclusión
social, identidad y estatus, oportunidades de desarrollo y una mayor confianza.
Por el contrario, un entorno de trabajo psicosocialmente adverso puede tener
importantes efectos negativos en la salud de los trabajadores.
Los riesgos psicosociales mal gestionados tienen efectos
negativos sobre el trabajador y pueden conllevar: sufrir estrés relacionado con
el trabajo, problemas de salud mental, agotamiento, dificultad para
concentrarse y proclividad a cometer errores, problemas en casa, abuso de las
drogas y el alcohol y mala salud física, especialmente enfermedades
cardiovasculares y trastornos musculoesqueléticos.
Para la empresa, los efectos negativos se traducen en un
rendimiento global deficiente de la empresa, aumento del absentismo,
«presentismo» (trabajadores que acuden a trabajar cuando están enfermos pero
son incapaces de rendir con eficacia) y mayor índice de accidentes y lesiones.
Las bajas tienden a ser más prolongadas que las derivadas de otras causas y el
estrés relacionado con el trabajo puede contribuir a un aumento de los índices
de jubilación anticipada, sobre todo en el caso de los trabajadores que
desempeñan labores administrativas. Los costes que acarrea a las empresas y a
la sociedad son cuantiosos y se han estimado en miles de millones de euros a
nivel nacional.